7/12/2023 - 14:43 - TANDIL
Me preguntaba cuál sería el modo más adecuado para contestar a las siguientes preguntas: ¿Somos Seres biológicos con “conciencia espiritual”? ¿En qué grado el “animal actúa sobre la conciencia” y la “conciencia actúa sobre el animal”? ¿Es verdad que puede relacionarse más al cerebro con lo biológico y al corazón con lo espiritual?
Sin dudas estas preguntas pueden ser abordadas desde diferentes perspectivas y resultan muy amplias. Simplemente me limitaré a compartir con ustedes las palabras del gran maestro sufí Rumi. Anticipando un corolario, es importante que comprendamos la necesidad de integración, de considerarnos un todo más allá de las partes. Es por ello que cuando separo la biología de la espiritualidad lo hago a conciencia de la imposibilidad de tal cosa.
En palabras del mismo Rumi…
“Las criaturas tienen tres categorías. La primera es la de los ángeles. Son razón pura, sumisión, obediencia y recuerdo de Dios – zikr –. Estas cualidades forman su naturaleza y constituyen su sustento. Viven de ello, como los peces del agua. Carecen de obligaciones, están desprovistos de concupiscencia y son puros. Si no ceden a la concupiscencia y no experimentan deseos carnales, ¿qué merito tienen? Al ser puros, no realizan ningún esfuerzo para evitar sus consecuencias. Su obediencia no existe como tal, pues sin obediencia no serían ángeles.
La siguiente categoría es la de los animales. Son pura concupiscencia. Carecen de razón que les obligue o responsabilidad que pese sobre ellos.
Finalmente, queda el pobre hombre, compuesto de razón y concupiscencia. Mitad ángel, mitad animal; mitad pez, mitad serpiente. El pez le atrae hacia el agua, la serpiente hacia la tierra, así que vive en permanente conflicto.
Aquel cuya razón prevalece sobre la concupiscencia, es superior a los ángeles. Si la concupiscencia prevalece sobre la razón, es inferior a los animales.
El ángel se salva por su conocimiento
Y el animal por su ignorancia.
Entre ambos, el hombre permanece en conflicto.
Algunos hombres acatan la razón, hasta el punto de convertirse en ángeles perfectos de luz pura. Son los profetas y los santos. Se han liberado del temor y la esperanza. No temen y no se entristecen En otros, la concupiscencia ha sobrepasado la razón de tal modo, que se han vuelto animales. Finalmente, están los que permanecen en lucha. Estos últimos son gente que guarda en su corazón una pena, un dolor, un gemido, una añoranza. No están satisfechos con su vida. Son los creyentes. Los santos les aguardan para ayudarles a alcanzar su morada y hacerles como ellos. También los demonios aguardan para atraerles hacia los abismos.”
Rumi – de “El Libro Interior - FihiMaFihi”
Ahora déjate impregnar tú mismo por estas sabias palabras y que sea tu propia conciencia la encargada del proceso de la auténtica comprensión.
A través de Alejandro D. Gatti