1/9/2024 - 00:34 - TANDIL
Hace unos días les dije que me iba a despachar con los sentimientos que me generó el “destrato” de uno de los organizadores de la Feria del Libro de nuestra ciudad. Y bue, es momento de cumplir. No soy de esos que tiran la piedra y esconden la mano. Llegó la hora, voy a desenvolver el ovillo de los hechos.
Ah. Ojo al piojo. Lo que voy a garabatear en estos renglones no es nuevo. Conozco un centenar de voces que coinciden con mi visión. La diferencia es que nadie se ha animado a espetarlo bien en español. Es más. Yo mismo lo hubiera evitado, pero el protagonista se empecinó en arrojar las gotas que faltaban para rebalsar el vaso.
Por ende esto lo estoy trazando lejos del despecho, como otros tantos me han achacado. El que piense eso le erra a la piñata.
El enojo que me pone en situación de aburrirlos es porque el NINGUNEO del señor Néstor Dipaola (de él se trata) fue para con una Asociación (Lo mismo es decir para quienes la integran) y recontra encima para el genial Divinsky dueño de Editorial de La Flor que se dignó a engalanar nuestra “feria librera”.
Pero recontra ojo al piojito. Me faltó contarles que, la visita del tipo que pone en circulación a Fontanarrosa y Quino (entre otros grandes) se gestionó desde las entrañas de la Asociación de Escritores de Tandil. Es más, los que contactaron al maestro fueron Carolina Islas Neiner y Sebastián Zampatti (Quien ya no es parte de ADET, cosa que eleva el gesto de grandeza). Ergo. Dipaola no negoció nada.
Bien. Acá empezaré a desmenuzar la cosa. Sacaré las pelusas y las esparciré por el aire de la urbe; total, el mote de loco y renegado lo tengo pegado en la frente y este titila como el letrero luminoso de una farmacia. Nada hace pues, una mancha más al tigre.
Maltratado, basureado y todos los “ados” que se les ocurran. Así me hizo sentir Dipaola en la Feria del Libro de Tandil 2014. El ultraje al que te somete este señor cansa.
El tipo se cree con derechos irrefutables. Y borra con el codo todo lo que se escribe a puro garfio en los muchos meses que preceden a la fiesta.
Hoy solo contaré dos de los tantos vituperios que esta persona generó. Una me tocó de manera directa. Acá vamos. Cuando se acordó el cronograma de la Feria, a la presidente de ADET le comunicaron que su novela titulada “Últimas Cuestiones” se expondría el domingo 10 de agosto en la sala Ernesto Sábato, esto lo sé porque quién escribe era el encargado de hacer la locución. Pero como a Dipaola se le “CAYERON” varios de los que él traía cambió el día y la hora, pasándonos para el sábado 9 a las 18 horas…pero en la Borges. Eso sí, el cambiazo lo hizo de manera elegante y telefónica unos tres días antes.
Igual jodete. Porque los espectadores que irían el domingo no podían acudir el sábado y la presentación de un libro (que cuesta los OVARIOS/HUEVOS imprimir) se ve cercenada en cantidad de asistentes. Por ende, el objetivo de acercar a los leyentes y de hacer conocer a los autores locales se va, literalmente, al carajo.
Y ojito ojote que no hablo solo de mí y de los malabares que tuve que hacer para adaptarme a la mudanza y no dejar en banda a quién había confiado en mi mollera para que la acompañara en el nacimiento de su nuevo hijito. Decía, con esa actitud Dipaola también bastardeó la trayectoria del dueño de Editorial de La Flor. Ya que Daniel Divinsky tenía que dar la charla el sábado en el mismo horario en que puso a Ana Álvarez y a este lo pasó para las 21o'clock.
Y cómo el programa impreso decía que el abogado capitalino disertaría el sábado a las 18 horas mucha gente (algunos vinieron desde Olavarría) se acercó a verlo cuando la aguja chica del reloj se plantó en el seis y la grande en el doce, entonces la decepción fue tremenda. Y no solo para ellos, sino para nosotros que ya estábamos por empezar. Ver que entran personas, que se sientan y que luego se van porque no es lo que esperaban, como mínimo, te desconcentra. ¿Se entiende…no?
Pero Dipaola tenía dos ases más debajo de la manga. El tipo, hay que reconocerlo, es insistidor. A Divinsky también lo sacó de la Sala Jorge Borges, con capacidad de albergar más almas y lo “desterró” a la Sábato. La cuestión es simple, para Di Paola, la pitonisa mediática Jimena La Torre y su libro “Predicciones 2014, el año de las madres” eran más importantes que la historia exiliada de quién editó, por ejemplo, a Rodolfo Walsh.
Ya les expresé que Dipaola poseía otra carta y la jugó a full. Fue la estocada final. La frutillita del postre la insertó cuando se apareció ya iniciada la charla y se sentó donde no le correspondía, o sea, al lado del disertante, humillando arteramente a Islas Neiner y Zampatti que eran los encargados de darle la bienvenida.
Pero el ego de Dipaola no se satisfizo con eso, no; acto seguido de posar sus nalgas en la silla empezó a mandar mensajitos de texto y a "hacer" ruido con las hojas de la ya citada programación impresa que no coincidió casi NUNCA con la real. Un IRRESPETUOSO, así, con mayúsculas.
En fin. Es triste y patético ver a un tipo con tantas ansias de FIGURAR. Y lo peor de eso es que, para lograrlo, rebaja a los demás.
Señor Dipaola, por las dudas le aviso, no me añada cosas que no he dicho eh…a usted no le saco la gloria que ya supo conseguir. Su trayectoria es eso, suya. Sus libros estarán por siempre dando vueltas en las bibliotecas de la ciudad. Todos sus viajes, contactos e historias hacedoras yo no las mancillo. Aquí solo digo lo que pasó y lo que usted hace sentir. Sépalo.
Palabritas póstumas (ex posdatatita braceliana):Por si no quedó claro, le hecho agua al asunto. Señor Dipaola, tome estas líneas como lo que son, un pedido para que revea sus formas y actúe en consecuencia (Pedir disculpas no estaría mal, y sería solo el primer paso). La Feria del Libro es un “evento” de todos, y no de su patrimonio. Sepa entonces que, su narcisismo, está logrando que la misma se vuelva un “CIRCO” y no un SUCESO CULTURAL como tendría que ser.
Reitero. Yo no lo maltrato señor Dipaola, espero no distorsione estas letras. Y ese pedido lo hago extensivo a toda la sociedad.
Amigos de tantas lecturas los libero de mí. Y como siempre digo, gracias por el corajudo acto de haber llegado hasta el final.
Hasta la próxima.
Hugo Rodríguez [email protected]
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