7/9/2024 - 12:03 - TANDIL
¿Tanto te afecta la muerte de Cerati? Preguntó una amiga horas después que la noticia había aguijoneado mi humanidad. La respuesta fue lacónica. ¡Sí!... Que era tanto y más, le espeté. Y cerré el pico.
Hay sentimientos que uno no puede exteriorizar en palabras (orales u trazadas, es lo mismo) y hoy, a tres jornadas de la partida de Gustavo, sigo sin poder desahogar esta pena.
Estoy triste. Me tiemblan las manos, los músculos y los huesos. Me duele el alma.
No me van a entender, lo sé. O sí, no lo tengo claro. A lo mejor solo sean algunos. El desgarro al que te somete la guacha muerte cada vez que se lleva a un ser querido y cercano (Cerati lo era, perdón, lo es) perfora toda armadura.
Gustavo y Soda crecieron conmigo, mejor dicho, yo crecí con ellos. Eso.
Mi fulera adolescencia encontraba algo de paz en sus temas. Por ende el abatimiento se potencia.
La sesera me carcome, y la calma no llega. No puedo dormir, tengo miedo.
Uno sabe que no es imperecedero, pero cuando la incorruptible parca se lleva a individuos que marcaron tu existencia, no te queda otra que observar tu interior y sacar conclusiones.
En los últimos días solo se me aparecen imágenes de mi propia vidita y acto seguido las asocio con un himno de Soda Stéreo (cualquiera/todos).
Alegrías, fracasos, amores, derrotas, triunfos, reencuentros y nacimientos…todos van de la mano a una partitura o un poema del tipo que nos acaba de dejar.
Ya se ha escrito y dicho todo. Nada nuevo puedo agregar de Cerati y su legado; solo decir que, con él, se fue otro pedacito de mi propia biografía. Desde el 4 de septiembre peso menos, de eso estoy seguro.
No soy de los que sollozan a grito pelado y con lágrimas gruesas. No. No soy de esa estirpe. Generalmente enjugo mis padecimientos en soledad. Pero con Gustavo exploté, no me pude reprimir. A la mierda con todo, que digan lo que quieran… lloré mucho y lo sigo haciendo. No me da vergüenza hacerlo, hoy no.
Desmoronado y sangrante, así estoy. Puta y recontra puta muerte. Putos y recontra putos cuatros años de angustia silenciada. Recontra puta noticia en el mes de la “Primavera 0”. Uno nunca está listo para “una noche larga”, para un silencio perpetuo.
Admirado Gustavo. Solo me queda el “Déjà vu” constante de tus discos eternos. Me queda la “Fuerza Natural” de tu último trabajo (el cuál comparto con mis hijas de dieciséis años que te descubrieron por esa obra). Surcaste y perforaste generaciones y lo seguirás haciendo.
Tengo el “Corazón delator” estrujado, hecho añicos. Sé que muchos no pueden discernir el porqué de tanto agradecimiento, no importa. Yo sabré por siempre que te debo algo…
Gracias Gustavo. Gracias totales. Hasta pronto.
Hugo Rodríguez
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