26/1/2024 - 09:50 - RAUCH
DECLARACIÓN
Que un Fiscal de la República que, desde hace 10 años, maneja la causa judicial más resonante de los últimos años, muera en condiciones tan sospechosas como las que rodearan el deceso de Nisman, hallándose rodeado de custodios, en el barrio más caro y vigilado de Buenos Aires, constituye, de por sí, un hecho que, por su gravedad, en cualquier país serio, le hubiese costado el cargo al Ministro de Seguridad y habría motivado la inmediata convocatoria al Consejo de Seguridad o a una Comisión Parlamentaria especial, para encabezar la investigación respectiva.
Nada de eso sucedió en nuestro país, tras la muerte de Nisman.
Pero si a ello le agregáramos que el presunto asesinado era, ni más ni menos, el Fiscal que formulara, horas atrás, una gravísima denuncia contra la Presidente de la República, su Ministro de Relaciones Exteriores y otros miembros del entorno oficial, y que prometiera hacer públicas buena parte de las pruebas de que disponía frente a los legisladores nacionales, el mismísimo lunes 21 de enero, entonces, su gravedad se multiplica a la enésima potencia y conmueve el edificio institucional, pues coloca a las máximas autoridades en una situación harto delicada.
A pesar de ello, desde la Primera Mandataria para abajo, lejos de asumir el compromiso que le imponía su cargo, el Gobierno Nacional ha reaccionado frente al acontecimiento como lo hace aquel que tiene "cola de paja", apresurándose, primero, para sostener que Nisman se había suicidado; rectificándose, luego, manifestando que había sido asesinado por una supuesta mafia , y culpando, al cabo, de todo lo ocurrido, a "Clarín", "La Nación" y a una infaltable e incomprobable conspiración de enemigos de la Argentina.
De allí que, al estrecimiento que le produjera a la Ciudadanía toda, un hecho tan traumático, como la desaparición del fiscal Nisman, debe añadirse el que le provoca la inaudita torpeza de los funcionarios involucrados y, peor aún, la desagradable sensación de que el Oficialismo se muestra mucho más preocupado por "tirarle el muerto" a sus adversarios que a esclarecer el presunto asesinato o la denuncia del desafortunado fiscal.
En semejante trance, el Hombre Comùn se plantea:
Si a un Fiscal, con tamaña notoriedad, no se lo puede o quiere proteger, ¿ què queda para nosotros ?
Frente a ello, la Mesa Directiva del Comité Rauch de la Unión Cívica Radical, haciéndose cargo de la responsabilidad que le cabe como órgano político de un Partido comprometido con la preservación de la Paz y la República, se siente en el deber irrenunciable de reclamar al Gobierno Nacional una respuesta que esté a la altura de las circunstancias y de las necesidades de la Ciudadanía, apartándose de esa actitud confrontativa y paranoica con que acostumbra a manejarse, y garantizando a la Justicia y a los testigos involucrados las condiciones necesarias como para buscar la verdad sin tapujos.
Al propio tiempo, exhortamos a las Autoridades a no olvidar, ni por un momento, que los Derechos Humanos constituyen una facultad de Todos los Habitantes de la Nación y no solo de aquellos que forman parte de esa platea de acólitos incondicionales que parece solazarse bailando en "en la cubierta del Titanic".
La conquista de la Democracia no es un hecho consumado sino una lucha cotidiana que no debemos abandonarse jamás.
Mesa Directiva del Comité Rauch de la Unión Cívica Radical